En construcción, el análisis costo-beneficio (ACB) es uno de los requisitos clave para demostrar la viabilidad de los proyectos, pues es una técnica que permite poner en la balanza los beneficios (pros) vs. los costos (contras) con el fin de tomar decisiones informadas, por ejemplo, en la selección de los proveedores que tienen la mejor oferta.

En este artículo revisamos los elementos básicos para realizar este análisis, en especial cuando se trata de elegir a un fabricante e instalador de fachadas de aluminio y vidrio de alta calidad como Cristel.

Análisis costo-beneficio en construcción: ¿cómo se hace?

Según The Economist, el concepto de ACB tiene raíces en el siglo XVIII, aunque fue hasta 1848 cuando el ingeniero francés Jules Dupuit describió el proceso por primera vez.

Desde entonces hasta nuestros días, este enfoque ha evolucionado a tal grado que existen complejas metodologías y hasta software especial para realizarlo.

Así, una lista de preguntas básicas para abordar un análisis costo-beneficio sería la siguiente:

1. ¿Cuáles son las metas y objetivos del proyecto? Es el business case.

2. ¿Cuáles son las alternativas? Antes de dar “luz verde” a cualquier proyecto, hay que revisar los ACB de proyectos anteriores y comparar métricas de éxito (como retorno de inversión y periodo de recuperación) a fin de comprobar cuál es el business case más seguro.

3. ¿Quiénes son las partes interesadas? Se debe enumerar a todos los stakeholders del proyecto, identificando claramente a los tomadores de decisiones y a los directamente afectados por los costos y beneficios.

4. ¿Cómo se van a medir los costos y beneficios? Se eligen los indicadores de medición (KPI) ya sea en términos monetarios o de otra índole, así como los tipos de reportes para presentar dichos parámetros.

5. ¿Cuál es el resultado de los costes y beneficios? El ACB debe reflejar un valor monetario estimado de los costos y beneficios presentes y futuros, así como los periodos de implementación. Así, se hace una matriz con los costos directos (materiales, mano de obra, equipo), indirectos (alquiler, servicios públicos, logística) y por riesgos potenciales (accidentes, seguros), versus los ingresos por la obra (pago) y otros intangibles (prestigio, reconocimiento de marca).

6. ¿Cuál es la moneda común? Se monitorean las fluctuaciones monetarias para hacer los ajustes necesarios en el presupuesto, sobre todo en términos de las tasas de descuento y el valor neto actual y futuro de los flujos de caja (salidas vs. entradas durante un periodo de tiempo).

7. ¿Qué decisión recomienda el ACB? Con todos los datos anteriores se elige la opción que tiene la mayor relación costo-beneficio.

Ejemplo de análisis costo-beneficio en proyectos de fachadas

Para poner la teoría en práctica, un ejemplo de análisis costo-beneficio para elegir proveedor de fachadas de aluminio y vidrio (y que además considera una matriz de elementos estructurales bajo la metodología MICMAC), sería el siguiente:

Factores regulatoriosFactores determinantes  Factores secundarios  Objetivos del proyectoFactores externos  Factores autónomos  
✅ Tipo de fachada de aluminio y vidrio
✅ Tipo de vidrio utilizado
✅Tipo de revestimiento exterior		✅ Altura de la instalación
✅ Superficie de la fachada
✅ Complejidad del cuerpo del edificio
✅ Especialización del proveedor		✅ Calidad de la ejecución  ✅ Tiempo de ejecución  ✅ Tamaño de la empresa
✅ Plazo de ejecución		✅ Número de ventanas y puertas
✅ Ubicación de la construcción
✅ Inflación
✅ Disponibilidad de proveedores y subcontratistas

Cabe señalar que no solamente se trata de optimizar costos para único beneficio de la empresa constructora, y en perjuicio del desempeño de la fachada. Por el contrario, el ACB considera todos aquellos factores relevantes para cumplir con los requisitos de ley (como los códigos de construcción), y al mismo tiempo, para entregar un proyecto con altos estándares de diseño, arquitectónicos, funcionales y estéticos.

Un dato interesante para considerar en todos los análisis de costo-beneficio de construcciones modernas es que las fachadas comprenden cerca del 15% del valor de la obra, algo que refleja la importancia de tener proveedores confiables en términos de tiempos de ejecución, desempeño y calidad de la estructura resultante.

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